46 Y habiéndoles despedido se fue al monte a orar.
47 Y al anochecer, la barca estaba en medio del mar, y Él solo en tierra.
48 Y al ver que se fatigaban remando, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería pasarlos de largo.
49 Y viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y dieron voces;
50 porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos y les dijo: Tened buen ánimo, yo soy, no temáis.
51 Y subió a ellos en la barca, y cesó el viento, y ellos estaban asombrados sobremanera, y se maravillaban.
52 Porque aún no habían entendido el milagro de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.