13 Era la costumbre de los sacerdotes con el pueblo que , cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras la carne estaba a cocer, trayendo en su mano un garfio de tres ganchos;
14 y hería con él en la caldera, o en la olla, o en el caldero, o en el pote; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían a todo israelita que venía a Silo.
15 Asimismo, antes de quemar el sebo, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que ase para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.
16 Y si le respondía el varón: Quemen luego el sebo hoy, y después tome tanta como quisieres; él respondía: No, sino ahora la has de dar; de otra manera yo la tomaré por fuerza.
17 Era, pues , el pecado de los jóvenes muy grande delante del SEÑOR; porque los hombres menospreciaban el presente del SEÑOR.
18 Y el joven Samuel ministraba delante del SEÑOR, vestido de un efod de lino.
19 Y le hacía su madre una túnica pequeña, y se la traía cada año, cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio acostumbrado.