2 Y dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Un canastillo de fruta de verano. Y el SEÑOR me dijo: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; nunca más le pasaré.
3 Y los cantores del templo aullarán en aquel día, dijo el Señor DIOS; los cuerpos muertos serán aumentados en todo lugar echados en silencio.
4 Oíd esto, los que tragáis a los menesterosos, y taláis a los pobres de la tierra,
5 diciendo: Cuando pasare el mes, venderemos el trigo; y pasada la semana abriremos los alfolíes del pan, y achicaremos la medida, y engrandeceremos el precio, y falsearemos el peso engañoso;
6 y compraremos los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo.
7 El SEÑOR juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré para siempre de todas sus obras.
8 ¿No se ha de estremecer la tierra sobre esto? ¿Y todo habitador de ella no llorará? Y subirá toda como un río, y será arrojada, y será hundida como el río de Egipto.