1 Escuchadme, islas, y esfuércense los pueblos; alléguense, y entonces hablen; estemos juntamente a juicio.
2 ¿Quién despertó del oriente la justicia, y lo llamó para que le siguiese? Entregó delante de él gentiles, y le hizo enseñorear de reyes; como polvo los entregó a su espada, y como hojarasca arrebatada a su arco.
3 Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado.
4 ¿Quién obró e hizo? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, primero, y yo mismo con los postreros.
5 Las islas vieron, y tuvieron temor; los términos de la tierra se espantaron; se congregaron, y vinieron.
6 Cada cual ayudó a su cercano, y a su hermano dijo: Esfuérzate.
7 El carpintero animó al platero; y el que alisa con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena es la soldadura. Y lo afirmó con clavos, para que no se moviese.