8 Como el ave se va de su nido, así es el hombre que se va de su lugar.
9 El ungüento y el incienso alegran el corazón; así la dulzura del amigo con el consejo del alma.
10 No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.
11 Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me deshonrare.
12 El avisado ve el mal, y se esconde, mas los simples pasan, y llevan el daño.
13 Quítale su ropa al que fio al extraño; y al que fio a la extraña, tómale prenda.
14 El que bendice a su amigo en alta voz, madrugando de mañana, por maldición se le contará.