6 el cual aun nos hizo que fuésemos ministros suficientes del Nuevo Testamento, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, mas el Espíritu vivifica.
7 Y si el ministerio de muerte en la letra grabado en piedras, fue para gloria, tanto que los hijos de Israel no pudiesen poner los ojos en la faz de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,
8 ¿Cómo no será para mayor gloria el ministerio del Espíritu?
9 Porque si el ministerio de condenación fue de gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justicia.
10 Porque lo que fue tan glorioso, en esta parte ni aun fue glorioso, en comparación con la excelente gloria.
11 Porque si lo que perece es para gloria, mucho más será para gloria lo que permanece.
12 Así que, teniendo tal esperanza, hablamos con mucha confianza;