19 Porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale el hombre a la secreta, y purga todas las viandas.
20 Pero decía, que lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre.
21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
22 los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez.
23 Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
24 Y levantándose de allí, se fue a los términos de Tiro y de Sidón; y entrando en casa, quiso que nadie lo supiese; mas no pudo ser escondido.
25 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se echó a sus pies.