11 Porque el Hijo del hombre es venido para salvar lo que se había perdido.
12 ¿Qué os parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se perdiese una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, a buscar la que se había perdido?
13 Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquella, que de las noventa y nueve que no se perdieron.
14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.
15 Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.
16 Mas si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que en boca de dos o de tres testigos conste toda palabra.
17 Y si no oyere a ellos, dilo a la Iglesia; y si no oyere a la Iglesia, tenle por un mundano y un publicano.