3 Pero Joab le contestó:—Yo le pido a Dios que multiplique a su pueblo, y que lo haga cien veces más grande de lo que ahora es. Pero si ya todos te servimos fielmente, ¿para qué quieres saber cuántos somos? Lo único que vas a conseguir es que Dios nos castigue.
4 Sin embargo, la orden del rey pudo más que la opinión de Joab, y éste se vio obligado a obedecer.Cuando regresó a Jerusalén,
5 Joab le informó al rey cuántos hombres había en edad militar. En Israel había un millón cien mil, y en Judá, cuatrocientos setenta mil.
6 Pero como a Joab no le gustó lo que el rey había ordenado hacer, no contó a los hombres de las tribus de Leví y de Benjamín.
7 A Dios no le agradó lo que David había hecho, y decidió castigar al pueblo de Israel.
8 Pero David le dijo a Dios: «Hice muy mal al desconfiar de ti y basar mi seguridad en el número de mis soldados. Te ruego que me perdones por haber sido tan tonto».
9-12 Entonces, Dios le habló al profeta Gad y le dijo:«Ve a decirle a David que lo voy a castigar, y que puede escoger uno de estos tres castigos: Tres años de hambre en todo el país; ser perseguido por sus enemigos durante tres meses; o que todo el pueblo sufra enfermedades y que yo envíe a mi ángel a causar gran destrucción durante tres días».Gad fue, entregó el mensaje y le dijo a David: «Dime qué respuesta debo llevarle a Dios»