12-13 Los israelitas que querían unirse a las naciones vecinas fueron a hablar con el rey, para que les permitiera vivir y actuar según las costumbres de esos pueblos, que no creían en Dios. El rey les dio permiso de hacerlo.
14 Por eso, construyeron en Jerusalén un centro deportivo, donde además se enseñaban la lengua y la cultura griegas.
15 Los varones israelitas se hicieron operar para que no se les notara que estaban circuncidados. De esa manera, estos hombres rechazaron la alianza que Dios había hecho con el pueblo de Israel. Vivían y actuaban como los que no creen en Dios, y se dedicaban a hacer toda clase de maldades.
16 Cuando Antíoco Epífanes vio que su reino estaba seguro, decidió conquistar Egipto para agrandar su imperio.
17 Para lograrlo, salió a invadir Egipto con su poderoso ejército, sus carros, elefantes y caballos, y muchos barcos.
18 Atacó a Tolomeo, rey de Egipto, y lo hizo huir. Con su ejército mató a muchas personas, y las dejó tiradas por el campo.
19 Entonces Antíoco conquistó las principales ciudades de Egipto y se apoderó de las riquezas del país.