53 Por eso, los que se mantuvieron fieles a Dios tuvieron que buscar dónde esconderse.
54 El día quince del mes de Quislev, cuando los reyes griegos cumplieron ciento cuarenta y cinco años en el poder, el rey Antíoco construyó un altar en honor del dios Zeus. Mandó construirlo justo encima del altar de las ofrendas quemadas del templo de Jerusalén, y lo mismo hizo en las demás ciudades de Judea.
55 En honor a los dioses de otras naciones muchos israelitas traidores quemaban incienso en las puertas de las casas y en las calles.
56 Además, cuando los inspectores encontraban una copia de la ley de Dios la rompían y la quemaban.
57 Si un israelita era sorprendido con algún libro de la ley de Dios, o si éste la obedecía, se le condenaba a muerte, pues así lo había ordenado el rey.
58 Los extranjeros que no creían en Dios, aprovechándose de su poder, perseguían constantemente a los israelitas.
59 El día veinticinco de cada mes se presentaban ofrendas en el altar dedicado al dios Zeus, que se había construido sobre el altar de las ofrendas quemadas en el templo de Jerusalén.