25 Entonces les envió el siguiente mensaje:«El rey Demetrio saluda al pueblo judío.
26 Me da mucho gusto saber que ustedes no se han unido a nuestros enemigos. Me agrada saber que han respetado los tratados que hicimos, y que siguen siendo nuestros amigos.
27 Ahora les pido que me sigan siendo fieles. Si me apoyan, yo les daré una buena recompensa:
28 quitaré algunos impuestos y les haré muchos regalos.
29 »A partir de este momento, ningún judío tendrá que pagar el impuesto de la sal ni el impuesto para el rey.
30 Ni Judea ni las tres regiones que antes formaban parte de Samaria y de Galilea, tendrán que darme la tercera parte de la cosecha de granos, ni la mitad de la cosecha de sus árboles frutales.
31 »La ciudad de Jerusalén y su territorio serán considerados sagrados. Por lo tanto, nadie allí tendrá que pagar diezmos ni impuestos.