30 Ni Judea ni las tres regiones que antes formaban parte de Samaria y de Galilea, tendrán que darme la tercera parte de la cosecha de granos, ni la mitad de la cosecha de sus árboles frutales.
31 »La ciudad de Jerusalén y su territorio serán considerados sagrados. Por lo tanto, nadie allí tendrá que pagar diezmos ni impuestos.
32 Renuncio a mi derecho sobre el cuartel de Jerusalén. A partir de hoy, el jefe de los sacerdotes elegirá a la guardia que protege el cuartel.
33 Todas las personas de Judea que hayan sido tomadas como esclavas y llevadas a otro lugar de mi reino, quedarán en libertad sin pagar nada a cambio. Tampoco tendrán que pagar el impuesto por su ganado.
34 »Ningún judío de mi reino tendrá que pagar impuestos, o cumplir con cualquier otra obligación, durante la celebración de sus fiestas religiosas. Esto se aplica a las celebraciones del sábado, la luna nueva y las otras fiestas especiales, en las cuales se tendrán en cuenta los tres días antes y los tres días después de la fiesta.
35 Nadie tendrá derecho a molestarlos o perseguirlos por ningún motivo.
36 »También permitiré que treinta mil soldados judíos formen parte de mi ejército, y se les pagará lo mismo que a los demás soldados.