4 Entonces, los miembros de la gran asamblea de Roma entregaron un documento a los mensajeros, para que lo mostraran a los gobernadores de las diferentes provincias. En ese documento, llamado salvoconducto, la gran asamblea pedía a los gobernadores que permitieran a los mensajeros israelitas continuar su viaje en paz hasta Judea. En el camino a Judea, los mensajeros pasaron por Esparta,
5 y entregaron allá la carta que Jonatán había enviado, la cual decía:
6 «Yo, Jonatán Macabeo, junto con el jefe de los sacerdotes, los jefes del pueblo, los sacerdotes y todo el pueblo israelita, saludo a nuestros compatriotas que viven en Esparta.
7 Hace ya algún tiempo, Ario, que es el rey de ustedes, le envió una carta a Onías, que era el jefe de nuestros sacerdotes. Les enviamos copia de esa carta en la que Ario decía que ustedes nos consideraban sus buenos amigos.
8 Onías recibió con honores al representante de ustedes, y aceptó la carta en la que nos proponían una alianza de amistad y de defensa mutua.
9 Nuestra intención, en este momento, no es solicitarles ninguna ayuda, pues son nuestras Sagradas Escrituras las que nos sirven de consuelo.
10 Sin embargo, como ya ha pasado mucho tiempo desde la última carta que nos enviaron ustedes, queremos ahora renovar nuestra amistad.