35 El rey Demetrio, como respuesta, les envió esta carta:
36 «Yo, el rey Demetrio, saludo a Simón, jefe de los sacerdotes y amigo de los reyes. También envío mis saludos a los jefes de la nación y a todo el pueblo israelita.
37 »Recibimos la corona de oro y la palma que nos enviaron. Estoy dispuesto a firmar con ustedes un tratado de paz permanente. Escribiré a mis oficiales, ordenándoles que no les cobren los impuestos.
38 Les aseguro que todos los tratados que habíamos hecho antes siguen vigentes. Ustedes mantendrán el control de las fortalezas que construyeron.
39 Quedan también perdonados los errores y desobediencias que hayan cometido hasta hoy. Les perdono todo el dinero que me deben, y ya no se le cobrará impuestos a la ciudad de Jerusalén.
40 Los que quieran ser parte de mi guardia personal, son bienvenidos. ¡Que la paz reine entre nosotros!»
41 En el año ciento setenta del gobierno de los griegos, Israel quedó libre del poder de los reyes y militares griegos.