43-44 En ese tiempo, Simón acampó frente a la ciudad de Guézer, y la rodeó con su ejército. Construyó una torre móvil, y la acercó a la muralla para tomar por asalto a la ciudad. Los soldados que permanecían en la torre móvil hicieron un hueco en una torre, y por allí entraron a la ciudad. Los habitantes de Guézer sintieron mucho miedo
45 y, junto con sus mujeres y sus niños, subieron a la muralla, y desde allí se rindieron a Simón.
46 Con mucho miedo le suplicaban: «¡No nos trate como merece nuestra maldad! ¡Tenga piedad de nosotros!»
47 Simón los perdonó, y suspendió el ataque. Pero los expulsó de la ciudad y purificó las casas donde había encontrado ídolos. Luego entró a la ciudad, cantando y alabando a Dios,
48 y mandó sacar de la ciudad todo objeto prohibido por la ley de Dios. Sólo dejó allí a la gente que obedecía la ley de Dios. También hizo reforzar la muralla de la ciudad y mandó construir una casa para él.
49 A los soldados del general Trifón que estaban en el cuartel de Jerusalén se les acabaron los alimentos y comenzaron a pasar mucha hambre. Y como no podían salir a comprar alimentos, muchos murieron de hambre.
50 Por eso, se rindieron, y trataron de hacer las paces con Simón. Él aceptó, pero los expulsó del cuartel. Después lo purificó por toda la idolatría que se practicaba allá, así como de otras costumbres que tenían los soldados enemigos.