27-28 «En el día dieciocho del mes de Elul, del año ciento setenta y dos del gobierno de los griegos, los sacerdotes, los jefes del ejército y los jefes del país nos reunimos en gran asamblea. Para ese entonces, Simón Macabeo ya llevaba tres años como jefe de los sacerdotes. En esta reunión decidimos hacer un agradecimiento a Simón, por todo lo que había hecho. Por eso, hemos escrito la siguiente placa:
29 »Nuestro país fue destruido por muchas guerras. Pero Simón hijo de Matatías, y descendiente de Joiarib, y sus hermanos, arriesgaron su vida y pelearon contra los enemigos de nuestra nación. Lo hicieron porque querían proteger el templo y nuestras leyes. Debido a su valor, nuestra nación llegó a ser grande y famosa.
30 »Jonatán logró unir a nuestro pueblo, y fue el jefe de los sacerdotes hasta el día de su muerte.
31 »Cuando los enemigos invadieron nuestro país y atacaron el templo,
32 Simón Macabeo se levantó y defendió a su pueblo. Con su propio dinero compró armas y pagó el salario de los soldados de su ejército.
33 Fortificó las ciudades de Judea y Bet-sur, en la frontera de Judea, donde había un cuartel enemigo, y puso allí tropas judías.
34 Lo mismo hizo en el puerto de Jope, y en la ciudad de Guézer, en la frontera con Azoto. Echó a los enemigos de esos lugares, y llevó a hermanos nuestros a vivir allí, dándoles todo lo que necesitaban.