31 »Cuando los enemigos invadieron nuestro país y atacaron el templo,
32 Simón Macabeo se levantó y defendió a su pueblo. Con su propio dinero compró armas y pagó el salario de los soldados de su ejército.
33 Fortificó las ciudades de Judea y Bet-sur, en la frontera de Judea, donde había un cuartel enemigo, y puso allí tropas judías.
34 Lo mismo hizo en el puerto de Jope, y en la ciudad de Guézer, en la frontera con Azoto. Echó a los enemigos de esos lugares, y llevó a hermanos nuestros a vivir allí, dándoles todo lo que necesitaban.
35 »Cuando la gente vio que Simón era fiel y que lo único que buscaba era el bien de su patria, lo nombraron jefe de la nación y de los sacerdotes. Así reconocieron que era un hombre muy honesto, y que siempre había buscado la grandeza de su pueblo.
36 »En Jerusalén, los que no creían en Dios habían construido un cuartel. Desde allí, nos atacaban y hacían en la zona del templo todo lo que estaba prohibido por Dios. Pero Simón logró echarlos de allí.
37 Luego colocó soldados judíos en ese cuartel, lo rodeó con murallas para darle mayor seguridad al país y a la ciudad, y levantó un poco más las murallas de Jerusalén.