35 »Cuando la gente vio que Simón era fiel y que lo único que buscaba era el bien de su patria, lo nombraron jefe de la nación y de los sacerdotes. Así reconocieron que era un hombre muy honesto, y que siempre había buscado la grandeza de su pueblo.
36 »En Jerusalén, los que no creían en Dios habían construido un cuartel. Desde allí, nos atacaban y hacían en la zona del templo todo lo que estaba prohibido por Dios. Pero Simón logró echarlos de allí.
37 Luego colocó soldados judíos en ese cuartel, lo rodeó con murallas para darle mayor seguridad al país y a la ciudad, y levantó un poco más las murallas de Jerusalén.
38 »El rey Demetrio dejó que Simón Macabeo siguiera siendo el jefe de los sacerdotes.
39 Le dio grandes muestras de afecto y lo incluyó entre sus mejores amigos.
40 El rey Demetrio hizo esto, porque sabía que los romanos eran grandes amigos y aliados de los judíos. También sabía que los romanos habían recibido con mucho respeto y agradecimiento a los representantes de Simón.
41 Demetrio supo además que los judíos y los sacerdotes habían elegido a Simón Macabeo como jefe de los sacerdotes y gobernador de su pueblo, hasta que apareciera un profeta en el que pudieran confiar.