18 Judas les respondió:—Dios puede hacer que un ejército pequeño derrote a un gran ejército. Para derrotar a los enemigos, a Dios le da lo mismo usar un ejército grande o uno pequeño.
19 Lo importante no es tener muchos soldados, sino contar con la ayuda poderosa de Dios.
20 Nuestros enemigos son tan crueles y orgullosos que por eso pelean contra nosotros. Vienen decididos a matarnos y a robar todo lo que tenemos. Quieren matar también a nuestras mujeres y a nuestros hijos.
21 Pero nosotros peleamos por salvar nuestras vidas y por defender las leyes que Dios nos dio.
22 Así que no tengan miedo, pues pronto verán cómo Dios destruirá a nuestros enemigos.
23 Apenas terminó de decir estas palabras, Judas se lanzó al ataque, y derrotó a Serón y a su ejército.
24 Los israelitas los persiguieron por toda la cuesta de Bet-horón hasta llegar al valle. Ese día mataron a ochocientos soldados enemigos, y los que huyeron fueron a refugiarse en el país de los filisteos.