40 Y ellos fueron con el ejército hasta la llanura que está cerca del pueblo de Emaús, y acamparon allí.
41 A este ejército se le unieron tropas sirias y filisteas. Además, cuando los traficantes de esclavos de aquella región se enteraron de la llegada de ese ejército, tomaron cadenas y mucho dinero, y fueron al campamento para comprar como esclavos a los posibles prisioneros israelitas.
42 Judas y sus hermanos se dieron cuenta del peligro en que se encontraban, pues ya el ejército enemigo había colocado su campamento dentro del país. También supieron que el rey había mandado destruir por completo a la nación.
43 A pesar de todo, se animaron unos a otros con estas palabras: «¡Vamos a luchar por nuestro país y por el templo! ¡Libremos a nuestro pueblo de sus sufrimientos!»
44 Entonces todo el pueblo se preparó para salir a pelear, y le pidieron a Dios que tuviera misericordia y compasión de ellos, y decían:
45 «No hay gente en Jerusalén,la ciudad parece un desierto;nadie entra ni sale por sus portones.Le han faltado el respeto al templo;sólo extranjeros viven en la ciudad.Ahora Jerusalén está habitadapor gente que no cree en Dios.Israel ha perdido su alegríay ya no hay música en sus calles».
46 Los israelitas se reunieron para orar en el pueblo de Mispá, que está cerca de la ciudad de Jerusalén. Mucho tiempo antes, Mispá había sido un lugar de oración para los israelitas.