53 ¡Sin tu ayuda no podremos enfrentarlos!»
54 Al terminar esta oración, tocaron las trompetas y todos gritaron con mucha fuerza.
55 Después, Judas Macabeo eligió de entre el pueblo a los que serían jefes del ejército.
56 Y cumpliendo lo que manda la ley de Dios, envió de regreso a sus hogares a los que estaban construyendo sus casas, a los recién casados y a los que estaban sembrando sus campos. También mandó de vuelta a los que tenían miedo de combatir.
57 Luego, Judas y su ejército comenzaron a marchar y acamparon al sur de Emaús.
58 Allí, Judas animó a sus soldados con estas palabras:«¡Sean valientes, no se asusten y prepárense para pelear! Los enemigos de Dios quieren destruir nuestro santuario y matarnos a todos, pero mañana muy temprano saldremos a luchar contra ellos.
59 Es mejor morir en batalla que ver el sufrimiento de nuestro pueblo y la destrucción de nuestro templo.