30 De este modo logró formar un ejército de cien mil soldados, veinte mil jinetes, y treinta y dos elefantes entrenados para la guerra.
31 Este ejército pasó por la región de Idumea y acampó frente a Bet-sur. La ciudad fue rodeada y durante muchos días la atacaron con máquinas de guerra. Pero los israelitas salieron de la ciudad sin que sus enemigos se dieran cuenta. Lucharon con mucha valentía, y les quemaron las máquinas de guerra.
32 Entonces, Judas Macabeo dejó de atacar el cuartel, y acampó en Bet-zacarías, frente al campamento del ejército del rey Antíoco.
33 A la mañana siguiente, Antíoco se levantó bien temprano y llevó al ejército por el camino de Bet-zacarías. Las tropas se prepararon para el combate y tocaron las trompetas.
34 A los elefantes les dieron jugo de uva y de moras para que atacaran con más furia.
35 Los repartieron entre las tropas, y por cada mil soldados pusieron un elefante. Los soldados estaban protegidos con corazas y cascos de bronce. El ejército también contaba con el apoyo de quinientos de los mejores soldados de caballería.
36 Los soldados no se apartaban de los elefantes, y seguían cada uno de sus movimientos.