1 Era el año ciento cincuenta y uno del gobierno de los griegos, cuando Demetrio hijo de Seleuco salió de Roma con unos cuantos hombres. Llegó a una ciudad de la costa, y allí se proclamó rey.
2 El ejército griego tomó prisioneros a su propio rey Antíoco y al general Lisias, y se los quiso entregar a Demetrio. En ese momento, él entraba en el palacio donde habían reinado sus antepasados.
3 Pero Demetrio dijo: «A esos dos no quiero ni verlos».
4 Entonces los soldados mataron al rey Antíoco y al general Lisias, y luego Demetrio se sentó en el trono.
5 Los israelitas traidores y desobedientes a la ley fueron a visitar a Demetrio. Al frente de ellos iba el sacerdote Alcimo, que deseaba llegar a ser jefe de los sacerdotes.
6 Éstos acusaron a su propio pueblo ante el rey, diciendo:«Su Majestad, queremos informarle que Judas Macabeo y sus hermanos han matado a todos los que estaban a favor de usted, y que a nosotros nos han echado de nuestra patria.
7 Por eso le pedimos a Su Majestad que envíe a una persona de su confianza, para que vea los daños que nos han causado, a nosotros y a las provincias que ahora le pertenecen. Queremos que Su Majestad los castigue a ellos y a todos sus seguidores».