14 Pensaban que si un sacerdote, descendiente de Aarón, había venido con el ejército, Báquides no los traicionaría.
15 Báquides hizo con ellos un acuerdo de paz, y les juró que no les haría daño a ellos ni a sus amigos.
16 Ellos le creyeron, pero él tomó prisioneros a sesenta israelitas y ese mismo día los mató. Así se cumplió la palabra de Dios que dice:
17 «Dios nuestro,los cadáveres de los que te eran fieleshan quedado tirados por todas partes.Su sangre ha sido derramadapor toda la ciudad de Jerusalén,¡y no hay quien los entierre!»
18 Al ver esto, todo el pueblo sintió mucho miedo y se decían unos a otros: «¡Esos hombres no son honestos! ¡No cumplieron el pacto que habían hecho bajo juramento!»
19 Después de esto, Báquides salió de Jerusalén y puso su campamento en Betzet. Desde allí ordenó que apresaran a mucha gente importante que se le había unido, y también a algunas personas del pueblo. Después mandó que los mataran y los arrojaran en un pozo profundo.
20 Antes de regresar junto al rey Demetrio, Báquides puso esa región bajo el mando de Alcimo y le dejó un ejército para que lo apoyara.