11 Judas también llegó a saber que los romanos habían dominado muchas islas y países, y habían hecho esclavos a todos los que intentaron rebelarse contra ellos. Pero también escuchó que los romanos eran muy amistosos con quienes los apoyaban y buscaban su ayuda.
12 Así era como los romanos habían conquistado reinos cercanos y lejanos. Y todos los que oían hablar de ellos, temblaban de miedo.
13 Los romanos eran tan poderosos que podían hacer rey de un país a quien quisieran. Pero también podían quitarle el reino, si ese rey no era de su agrado.
14 A pesar de ser tan poderosos, ningún romano se ponía la corona ni se vestía como rey.
15 Más bien, tenían un grupo de consejeros, compuesto por trescientos veinte hombres, al que llamaban «senado». Este grupo se ocupaba del bienestar de la gente, y decidía qué hacer para mantener la paz y el orden en el país.
16 Cada año nombraban a alguien para que gobernara el imperio, y todos reconocían su autoridad y le obedecían, sin que hubiera envidias ni peleas entre ellos.
17 Por todo lo anterior, Judas Macabeo decidió hacer un pacto de amistad con los romanos. Para ello, envió a Roma a Eupólemo hijo de Juan, que era del pueblo de Acós, y a Jasón hijo de Eleazar.