24-25 La gente del país tenía que obedecer a esos malvados, pues el gobernador Báquides puso a algunos de ellos como gobernantes del país. Para colmo, en ese tiempo no había suficiente comida para todos.
26 Y esos malvados se dedicaron a buscar y apresar a los seguidores de Judas; luego se los llevaban a Báquides, y él los castigaba y se burlaba de ellos.
27 Desde los días en que dejó de haber profetas, nunca la nación de Israel había sufrido tanto.
28 Entonces todos los seguidores de Judas fueron a hablar con Jonatán, y le dijeron:
29 «Desde que murió tu hermano Judas, no hemos tenido un jefe que se atreva a enfrentarse a nuestros enemigos, ni a Báquides y a todos los que odian a nuestra nación.
30 Nosotros hemos decidido que tú ocupes el lugar de Judas. Queremos que desde hoy seas nuestro jefe, y que nos guíes en nuestras batallas».
31 Fue así como, a partir de ese día, Jonatán ocupó el lugar de su hermano Judas.