49 Ese día el ejército de Báquides perdió más de mil hombres.
50-52 El gobernador Báquides regresó a Jerusalén, y en el cuartel de la ciudad levantó altas murallas, y mandó ponerles portones y cerrojos. Hizo lo mismo en los pueblos de Judea, es decir, en Jericó, Emaús, Bet-horón, Betel, Timná, Piratón, Tapuah, Bet-sur y Guézer. En cada lugar dejó suficientes alimentos, y soldados para perseguir a los israelitas.
53 Además, mandó apresar a los hijos de cada uno de los jefes de esa región, y los encerró en el cuartel de Jerusalén.
54 En el mes de Ziv, del año ciento cincuenta y tres del gobierno de los griegos, Alcimo, que era el jefe de los sacerdotes, ordenó que derribaran el muro del patio del templo. Ese muro había sido reconstruido en el tiempo de los profetas Hageo y Zacarías. Pero apenas había comenzado la demolición
55 cuando Alcimo sufrió un ataque, y perdió el habla. ¡Ni siquiera pudo dictar su testamento! Fue así como se suspendió la demolición del muro,
56 y Alcimo murió en medio de grandes sufrimientos.
57 Al ver que Alcimo había muerto, el gobernador Báquides decidió regresar a donde estaba el rey Demetrio, y durante dos años hubo paz en la tierra de Judea.