58 Pero había algunos judíos que no cumplían los mandamientos de la ley, y tampoco podían aceptar que Jonatán y sus seguidores vivieran en paz y seguros. Estos judíos se reunieron para decidir qué hacer contra ellos. De común acuerdo, decidieron pedirle al gobernador Báquides que, en una sola noche, tomara prisioneros a Jonatán y a sus compañeros.
59 Fueron entonces a visitar a Báquides, y le comunicaron su plan.
60 A Báquides le pareció bien, y enseguida reunió un gran ejército y se puso en marcha. Al mismo tiempo, envió en secreto mensajes a los aliados que tenía en Judea, para que tomaran presos a Jonatán y a sus seguidores. Pero Jonatán y su gente se enteraron de todo, así que el plan de los rebeldes no dio resultado.
61 En vez de apresar a Jonatán, fue él quien apresó a cincuenta de los rebeldes, y los mandó a matar.
62 Después de eso, Jonatán y Simón se fueron, junto con sus seguidores, a un lugar llamado Betbasí, que estaba en el desierto. Ese pueblo había sido destruido, pero ellos lo reconstruyeron y lo protegieron levantando murallas a su alrededor.
63 Cuando el gobernador Báquides supo esto, reunió a su ejército y llamó a sus aliados judíos.
64 Al llegar a Betbasí, rodeó la ciudad y, durante muchos días, la atacó con sus armas de guerra.