18 Entonces Samuel le pidió a Dios que enviara lluvia y truenos, y Dios así lo hizo.
19 Al ver los israelitas lo que Dios y Samuel habían hecho, sintieron mucho miedo y le dijeron a Samuel:—Hemos sido muy rebeldes, pues hasta hemos exigido tener un rey. Ruégale a Dios que no nos quite la vida.
20 Y Samuel les contestó:—No tengan miedo. Aunque han hecho mal, no dejen de obedecer y amar a Dios; al contrario, sírvanle de buena gana
21 y no adoren a esos ídolos huecos y vacíos que no pueden hacerles bien ni ayudarlos.
22 »Dios no los rechazará a ustedes, pues quedaría mal ante los otros pueblos. Además, él quiso que ustedes fueran suyos.
23 »En cuanto a mí, nunca dejaré de pedirle a Dios por ustedes. Dejar de hacerlo sería un pecado. Yo siempre les enseñaré a portarse bien y a vivir como Dios quiere.
24 »Ustedes saben bien todo lo bueno que Dios ha hecho por ustedes. Por eso, obedézcanlo y sírvanle siempre de buena gana.