1 Cuando Samuel murió, todos los israelitas se reunieron para llorar su muerte y sepultarlo en Ramá, que era la ciudad donde había nacido. Después del entierro, David regresó al desierto de Parán.
2-3 En Maón vivía un hombre de la familia de Caleb. Se llamaba Nabal, y era muy rico, pues tenía propiedades en Carmel y era dueño de tres mil ovejas y mil cabras. Pero también era muy grosero y maleducado. En cambio su esposa, que se llamaba Abigail, era una mujer muy inteligente y hermosa.
4 David supo que Nabal estaba en Carmel, cortando la lana de sus ovejas,
5-6 así que envió a diez de sus ayudantes para que saludaran a Nabal y le dijeran de su parte:«Que Dios te bendiga, y que siempre le vaya bien a tu familia.»Que cada día tengas más propiedades.