19 Luego derribó la muralla de Jerusalén, les prendió fuego al templo de Dios y a los palacios, y destruyó todos los objetos de valor.
20 Los israelitas que quedaron con vida fueron llevados presos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus descendientes. Así permanecieron, hasta que el reino de Persia se convirtió en un país poderoso y conquistó Babilonia.
21 Así fue como se cumplió lo que Dios había anunciado por medio del profeta Jeremías. El territorio de Judá quedó abandonado setenta años, y sólo así pudo disfrutar de paz.
22-23 En el primer año del gobierno de Ciro, rey de Persia, este rey dio la siguiente orden a todos los habitantes de su reino:«El Dios de los cielos, que es dueño de todo, me hizo rey de todas las naciones, y me encargó que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en la región de Judá. Por tanto, todos los que sean de Judá y quieran reconstruir el templo, tienen mi permiso para ir a Jerusalén. ¡Y que Dios los ayude!»Ciro, rey de PersiaCon esta orden se cumplió la promesa que Dios había hecho por medio del profeta Jeremías.