1 En esos días, el rey Ezequías se enfermó gravemente y estaba por morir. El profeta Isaías fue a visitarlo y le dijo: «Dios dice que vas a morir, así que arregla todos tus asuntos familiares más importantes».
2 Entonces Ezequías volvió su cara hacia la pared y oró a Dios así:
3 «Dios mío, no te olvides de que yo siempre he sido sincero contigo, y te he agradado en todo». Luego Ezequías lloró con mucha tristeza.
4 Isaías lo dejó, pero antes de salir al patio central del palacio, Dios le dijo: