9 Así que los reyes de Israel, Judá y Edom se unieron en contra del rey de Moab. Mientras marchaban hacia el campo de batalla, tuvieron que desviarse durante siete días, y se les acabó el agua que tenían para el ejército y sus animales.
10 Entonces el rey de Israel dijo: «¡Estamos en problemas! Dios nos entregará en manos del rey de Moab».
11 Josafat preguntó:—¿Hay aquí algún profeta que nos diga lo que Dios quiere que hagamos?Uno de los oficiales del rey de Israel contestó:—Por aquí anda el profeta Eliseo, el ayudante de Elías.
12 Josafat dijo:—¡Dios nos hablará por medio de él!De inmediato los tres reyes fueron a ver a Eliseo,
13 pero éste le dijo al rey de Israel:—¡Yo no tengo nada que ver contigo! ¡Pregúntale a esos profetas, a quienes tu padre y tu madre siempre consultan!El rey de Israel le respondió:—No lo haré. Quien nos desvió hasta aquí fue Dios, para que el rey de Moab nos destruya.
14 Eliseo dijo:—Juro por Dios todopoderoso, a quien sirvo, que si no fuera por el respeto que siento por Josafat, no te prestaría atención; es más, ni siquiera levantaría la vista para mirarte.
15 En fin, traigan acá a un músico.Cuando el músico comenzó a tocar, el poder de Dios vino sobre Eliseo,