7 me llamó y yo me puse a sus órdenes.
8 »Saúl me preguntó: “¿Quién eres?”, y yo le respondí: “Soy un amalecita”.
9 Entonces me ordenó: “Ven, acércate a mí, y mátame. Estoy agonizando, pero no me puedo morir”.
10 »Yo lo ayudé a morir porque me di cuenta que de todos modos no iba a vivir. Luego le quité la corona y el brazalete que tenía en el brazo, y aquí los tiene usted, mi señor.
11-16 Una vez más, David le preguntó:—¿De dónde dices que eres?Él respondió:—Soy hijo de un amalecita que vino a vivir en Israel.Entonces David le dijo:—¿Y cómo te atreviste a matar a quien Dios eligió como rey de su pueblo? Tú mismo reconoces tu culpa al decir: “Yo maté al elegido de Dios”.Enseguida le ordenó David a uno de sus oficiales que matara al amalecita, y el oficial lo mató. Después de eso, David y sus hombres rompieron su ropa para mostrar su tristeza por la muerte de Saúl y Jonatán, y se echaron a llorar. Luego ayunaron y estuvieron muy tristes, pues también habían muerto muchos soldados israelitas.
17 David entonó un canto para expresar su tristeza por la muerte de Saúl y Jonatán,
18 y ordenó que ese canto se le enseñara a toda la gente de Judá. Ese canto aparece en el libro del Justo, y dice así: