13 y la mujer le dijo:—Por lo que Su Majestad acaba de decirme, no entiendo cómo puede perdonar a otros, pero a su propio hijo no lo deja volver. Todo esto le hace daño a usted y a su pueblo.
14 »Es verdad que un día todos vamos a morir, y no podemos evitarlo, pero Dios no quiere que Absalón muera, sino que regrese.
15 »Si me he atrevido a decirle todo esto a Su Majestad, es porque tengo mucho miedo de la gente que me quiere hacer daño. Yo sabía que usted me escucharía
16 y no dejaría que nos hicieran daño ni a mí ni a mi hijo.
17 Sabía también que las palabras de Su Majestad me calmarían, porque usted es como un ángel de Dios: ¡siempre sabe lo que se debe hacer! ¡Que Dios lo bendiga!
18 Entonces el rey le dijo a la mujer:—Te voy a preguntar algo, pero quiero que me respondas con toda franqueza.Y la mujer le dijo:—Dígame usted.
19 El rey le preguntó:—¿Verdad que Joab te pidió hacer esto?Y la mujer contestó:—Así es, Su Majestad. Joab me mandó a hablar con usted, y me dijo lo que yo debía decir.