2-3 Me será fácil alcanzarlo, pues él está cansado y sin ánimo. ¡Lo asustaré de tal manera, que su gente huirá y lo dejará solo!»Pero no heriré a nadie más que a David, ya que usted sólo quiere deshacerse de él. Entonces la gente se volverá a usted, y nadie saldrá lastimado».
4 Absalón y los líderes de Israel aceptaron el consejo de Ahitófel.
5 Luego Absalón mandó llamar a Husai el arquita para saber lo que pensaba.
6 Cuando Husai llegó, Absalón le dijo:—Ahitófel nos aconsejó que persiguiéramos ahora mismo a David. ¿Tú qué crees? ¿Debemos hacerlo, o no?
7 Husai le contestó:—Esta vez Ahitófel no le ha dado a usted un buen consejo.
8 Usted bien sabe que su padre y sus hombres son muy valientes, y que ahora deben estar muy enojados, como una osa a la que le han robado sus hijos. Además, como su padre tiene mucha experiencia en la guerra, seguramente no pasará la noche con la tropa.
9 Lo más probable es que se esconda en una cueva o en algún otro lugar.»Si ahora usted envía algunos soldados, y los hombres de David los derrotan, los que se enteren van a creer que David derrotó a todo el ejército.