10 En señal de tristeza, Rispá, la viuda de Saúl, se vistió con ropas ásperas, y se acostó sobre una piedra, cerca de los cuerpos de los siete muertos. De día y de noche alejaba de los cuerpos a los buitres y a los animales salvajes, y se quedó allí desde el día en que murieron hasta el día en que llegaron las lluvias.