20 También David se fue a su casa, y al llegar empezó a bendecir a su familia. Pero Mical le dijo:—¡Hoy has hecho el ridículo! No te has portado a la altura de un rey. Con los saltos que dabas, hasta la última de tus sirvientas te vio el trasero. ¡Realmente te has portado como una persona vulgar y sin vergüenza!