1-3 Daniel también escribió:«Yo tuve otro sueño acerca de lo que estaba por pasar. Cuando eso sucedió, Ciro llevaba ya tres años como rey de Persia. También ese sueño era muy difícil de entender, pero yo me propuse entenderlo, y lo logré.»Durante tres semanas estuve muy triste. No comí carne ni tomé vino, ni probé nada de lo que me gustaba. Tampoco me puse ningún perfume.
4 El día veinticuatro del mes de Abib, yo estaba a la orilla del gran río Tigris.
5 De pronto, miré a alguien parecido a un hombre. Estaba vestido con ropa de lino, y tenía puesto un cinturón de oro puro.
6 Su cuerpo parecía estar hecho de cristal amarillo, y su cara tenía el brillo de un relámpago. Sus ojos parecían llamas de fuego, sus brazos y sus pies brillaban como metal pulido, y hablaba tan fuerte que su voz sonaba como el murmullo de mucha gente. Se trataba del ángel Gabriel.