4 »Y tú, Daniel, no digas nada de esto a nadie. Mantén cerrado el libro hasta que llegue la hora final, pues muchos andarán de un lado a otro queriendo saber más».
5 Yo, Daniel, vi también a otros dos hombres. Uno de ellos estaba en una de las orillas del río, y el otro estaba en la orilla opuesta.
6 Mientras el ángel vestido con ropa de lino estaba parado sobre las aguas del río, uno de aquellos hombres le preguntó:—¿Cuándo dejarán de suceder estas cosas tan maravillosas?
7 El ángel levantó las manos al cielo y, en el nombre del Dios de la vida, juró:—Esto terminará cuando termine la destrucción del pueblo de Dios, es decir, dentro de tres años y medio.
8 Yo oí lo que el ángel dijo, pero no entendí nada. Por eso le pregunté:—Mi señor, y después de que haya pasado todo esto, ¿qué sucederá?
9 El ángel me contestó:—A ti, Daniel, te toca llevar una vida normal. Nadie debe saber nada de todo esto, hasta que llegue la hora final.
10 Muchos van a sufrir por todo lo que te he dicho, pero después de ese sufrimiento serán mejores personas. La gente malvada seguirá siendo malvada, y no se dará cuenta de lo que estará sucediendo. Pero los maestros sabios sí se darán cuenta de todo.