4 Como los sabios hablaban arameo, le contestaron al rey en ese idioma:—Nosotros estamos para servir a Su Majestad, y le deseamos muchos años de vida. Si Su Majestad nos cuenta su sueño, nosotros le diremos lo que significa.
5-6 El rey les contestó:—Ya he tomado una decisión. Si ustedes me dicen lo que soñé y lo que el sueño significa, yo les daré muchos regalos y haré que todos les rindan honores. Pero si no me dicen lo que soñé, ni lo que el sueño significa, mandaré que los partan en pedazos y que conviertan sus casas en basureros. Más les vale, entonces, decirme lo que soñé y lo que quiere decir.
7 Los sabios volvieron a decirle:—Si Su Majestad nos cuenta lo que soñó, nosotros le diremos lo que significa.
8-9 El rey les dijo:—Creo que ustedes quieren ganar tiempo. Se están poniendo de acuerdo para decirme puras mentiras. Pero mi decisión no va a cambiar. Díganme qué fue lo que soñé, y así sabré que son capaces de decirme lo que significa. Si no me lo dicen, mandaré que los castiguen a todos.
10 Los sabios se defendieron:—Nunca ningún rey, por más poderoso que fuera, les ha pedido a sus sabios y adivinos responder a algo tan difícil. Ni hay nadie en el mundo capaz de adivinar lo que Su Majestad quiere saber.
11 Tal vez los dioses podrían darle una respuesta, ¡pero ellos no viven en este mundo!
12 Al oír esto, el rey se enojó mucho y mandó que mataran a todos los sabios que vivían en Babilonia,