19 »Se equivoca quien escuche las instrucciones de este pacto y crea que nada le sucederá si desobedece. Esa persona será culpable de que Dios castigue a todo Israel,
20-21 pero Dios no la perdonará; al contrario, hará que vengan sobre ella todas las maldiciones anunciadas en este libro, que sea separada de su tribu, y que muera hasta el último de sus descendientes. ¡Dios la castigará con furia!
22 »Los israelitas que nazcan después, y los extranjeros que vengan de países lejanos, verán los terribles castigos y enfermedades que Dios enviará sobre nuestro país.
23 Cuando miren nuestras tierras, no verán más que azufre, sal y tierra quemada. No podremos cultivar nuestros terrenos, pues la tierra no producirá nada, ni siquiera hierba. Será como ver la furiosa destrucción que Dios envió sobre Sodoma, Gomorra, Admá y Seboím.
24 »Todo el mundo preguntará: “¿Por qué Dios castigó así a este país? ¿Qué lo hizo enojarse tanto?”
25 Y no faltará quien responda: “Su Dios los libró de la esclavitud en Egipto, pero ellos no obedecieron las instrucciones del pacto que su Dios hizo con ellos.
26 Al contrario, adoraron a dioses falsos que ni siquiera conocían, y que nunca hicieron nada por ellos.