20 Ninguno de los hombres debía volver hasta que el resto de las tribus tuviera su territorio. Así también ellas podrían vivir con tranquilidad en el territorio que Dios les daría al otro lado del río Jordán.
21-22 »A Josué le dije que no tuviera miedo, pues había sido testigo de cómo Dios venció a aquellos dos reyes. También le dije que Dios lo haría vencer a todos los reinos por los que tuviera que pasar, porque Dios mismo pelearía por los israelitas.
23 »Entonces le rogué a Dios:
24 “He visto tu grandeza y tu poder.Ni en el cielo ni en la tierrahay otro Dios como tú,que pueda hacer tantas maravillas.
25 Permíteme cruzar el río Jordán.Déjame ver las hermosas montañas,¡déjame contemplar el Líbano!”
26-27 »Pero por culpa de ustedes Dios se enojó conmigo, y no me dejó cruzar el río. Al contrario, me prohibió seguir insistiendo. Sólo me permitió subir a lo alto del monte Pisgá, para ver desde allí todo ese territorio.
28 Luego me pidió que instruyera y animara a Josué, porque él guiaría a Israel en la conquista de todo aquel territorio.