29-31 [17j] La reina Ester estaba muy angustiada por la amenaza de muerte, por lo que también buscó la ayuda de Dios. Y para mostrar su tristeza, se quitó sus ropas lujosas y se vistió de luto. Descuidó por completo su aspecto personal: en lugar de perfume, se echó ceniza y tierra sobre la cabeza; tampoco se puso sus joyas, y además se dejó el pelo suelto y desordenado. Luego oró al Dios de Israel, y le dijo: