13 Al día siguiente Moisés volvió a salir, y al ver que dos israelitas se estaban peleando, le dijo al que golpeaba al otro:—¿Por qué le pegas a uno de tu propio pueblo?
14 Aquél le respondió:—¿Y quién te ha dicho que tú eres nuestro jefe o nuestro juez, y que puedes mandarnos? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?Al oír esto, Moisés se llenó de miedo y dijo: «Seguramente ya se supo que maté al egipcio».
15 En efecto, como el rey de Egipto se había enterado del asunto, mandó a buscar a Moisés para matarlo. Pero Moisés huyó y se fue a un lugar llamado Madián. Cuando llegó allá, se sentó a descansar junto a un pozo de agua.
16 Poco después llegaron siete muchachas a sacar agua para darles de beber a sus ovejas. Todas ellas eran hijas de Jetró, el sacerdote de Madián.
17 También llegaron unos pastores y les dijeron a las muchachas que se fueran de allí. Pero Moisés las defendió, y dio de beber a las ovejas.
18 Cuando las muchachas llegaron a su casa, su padre les preguntó:—¿Por qué volvieron tan temprano?
19 Ellas le respondieron:—Resulta que un egipcio nos defendió de unos pastores. Y no sólo eso, ¡sino que también sacó agua del pozo y dio de beber a las ovejas!