15 Entonces los jefes israelitas fueron a quejarse ante el rey. Le dijeron:—¿Por qué nos trata así Su Majestad?
16 Su gente no sólo nos exige que hagamos ladrillos, sino que ni siquiera nos da paja, y para colmo nos golpea. Si no estamos entregando la misma cantidad de ladrillos, es por culpa de ellos.
17 Pero él les contestó:—¡Haraganes! ¡Son unos haraganes! Me piden que los deje ir a adorar a su Dios, pero lo que quieren es dejar de trabajar.
18 Así que regresen a su trabajo. Y aunque no voy a darles paja, ustedes deberán entregar la misma cantidad de ladrillos.
19 Esta respuesta del rey significaba un gran problema para los jefes israelitas,
20 así que cuando se encontraron con Moisés y Aarón, que estaban esperándolos afuera,
21 les dijeron:—¡Que Dios los castigue por el mal que nos han hecho! Ahora el rey y su gente nos odian más que antes. ¡Ustedes les han dado un pretexto para que nos maten!