18 En cambio, su padre morirá por culpa de sus propios pecados, pues es un malvado, un ladrón y un malhechor.
19 »Tal vez ustedes me pregunten: “¿Y por qué no es castigado el hijo por los pecados del padre?” Y yo contesto: “Porque el hijo llevó una vida recta y justa, y obedeció todos mis mandamientos. Ese hijo merece vivir.
20 Ni el hijo tiene que ser castigado por los pecados del padre, ni el padre tiene que ser castigado por los pecados del hijo. Sólo morirá la persona que peque. Quien haga lo bueno recibirá lo que merecen sus buenas acciones; quien haga lo malo recibirá lo que merece su maldad”.
21 »Sin embargo, puede ser que el malvado se arrepienta de todos los pecados que cometía, y se aparte de la maldad. Pues yo les aseguro que si realmente obedece todos mis mandamientos, y vive una vida recta y justa, no morirá.
22 Al contrario, vivirá por causa de su rectitud, y yo no volveré a acordarme de todos los pecados que cometió.
23 Les doy mi palabra: yo no quiero que la gente malvada muera; más bien, quiero que se aparte de la maldad y viva.
24 »Pero si la persona justa deja de hacer lo bueno y comienza a comportarse como un malvado, y hace cosas malas y repugnantes, no esperen que yo la deje seguir viviendo. Al contrario, no tomaré en cuenta sus buenas acciones, y morirá por culpa de sus pecados y por desobedecerme.