14 De allí me llevó a la entrada norte de su templo. Allí vi sentadas unas mujeres que lloraban por el dios Tamuz.
15 Entonces Dios me dijo: «¿Ves esto? Pues todavía vas a ver cosas peores».
16 Luego Dios me llevó al patio que está dentro del templo, y vi que entre el patio y el altar había unos veinticinco hombres. Estaban de espaldas al Lugar Santo y mirando hacia el este; arrodillados, tocaban el suelo con la cara, y adoraban al sol.
17 Entonces Dios me dijo:«¿Ya viste, Ezequiel? Parece que el pueblo de Judá no se conforma con cometer tantos actos repugnantes aquí en el templo. También ha llenado de violencia a todo el país. ¡Todo el tiempo me están haciendo enojar! ¡Y para colmo, me obligan a oler los ramos malolientes con que adoran a su ídolo!
18 Estoy tan enojado que voy a castigarlos sin ninguna compasión. A gritos me pedirán que los perdone, ¡pero no les haré caso!»