2 A José le fue muy bien allí, en la casa de su amo egipcio, pues Dios estaba con él.
3 Potifar vio que Dios ayudaba a José y hacía que todo le saliera bien.
4-6 Por eso trató amablemente a José, lo puso a cargo de su casa y de todo lo que tenía. A partir de ese momento, y gracias a José, Dios bendijo a Potifar en todo, y él no se preocupaba ya de nada, más que de comer.Como José era muy guapo y atractivo,
7 la mujer de su amo se fijó en él, y le propuso:—¡Ven, acuéstate conmigo!
8 En vez de aceptar, José le contestó:—Mi amo confía en mí, y por eso ha dejado todo a mi cargo. Estando yo al frente de todas sus riquezas, él no tiene nada de qué preocuparse.
9 No me ha prohibido nada, y en esta casa nadie tiene más autoridad que yo. Pero usted es su esposa. Tener relaciones sexuales con usted, sería pecar contra Dios.
10 Y aunque todos los días ella le insistía, él la rechazaba.